Deus, qui populo tuo aeternae salutis beatum Bonaventuram ministrum tribuisti: praesta, quaesumus; ut, quem Doctórem vitae habuimus in terris, intercessorem habere mercamur in caelis. Per Dominum.
. ¡Oh María! te alabamos como a Madre de Dios y confesamos que eres Virgen.
. Toda la tierra te venera como Hija del Eterno Padre.
. Todos los ángeles y los arcángeles, los tronos y principados te sirven con fidelidad.
. Todas las potestades, todas las virtudes más elevadas en los cielos, y todas las dominaciones te obedecen.
. Todos los coros de aquellas celestiales inteligencias, los querubines y los serafines están delante de tu trono transportados de alegría.
. Santa, Santa, Santa, María, Madre de Dios, Madre y Virgen al mismo tiempo.
. Los cielos y la tierra están llenos de la majestad, y de la gloria del fruto de vuestras entrañas.
. El coro glorioso de los apóstoles te alaba como a la Madre del Redentor.
. El escuadrón resplandecientes de los mártires te glorifica como la Madre de Jesucristo.
. El ejército triunfante de los confesores te llama templo augusto de la Trinidad.
. La suave compañía de las vírgenes, y canta que eres el modelo de la virginidad, y de la humildad.
. Toda la corte celestial te reverencia como a su Reina.
. La Iglesia santa te invoca en toda la extensión de la tierra.
. Canta con voz universal, que eres Madre de la Majestad divina.
. La verdadera, y augusta madre del soberano rey de los cielos.
. Publica que eres santa, llena de dulzura, y de bondad.
. Eres la reina de los ángeles.
. Eres la puerta del Paraíso.
. Eres la escalera del reino celestial.
. Eres el arca santa de la piedad, y de la gracia.
. Eres la fuente de misericordia.
. Eres juntamente esposa, y madre del Rey eterno.
. Eres el santuario del Espíritu Santo.
. Toda la Santísima Trinidad descansa dulcemente en Ti, como en el objeto de sus más tiernas complacencias.
. Estás llena de amor por los hombres: eres su mediadora ante Dios; los ilustras de luces celestiales.
. Eres la fortaleza de los que luchan, la abogada de los pobres, el refugio de los pecadores, siempre llena de compasión por sus miserias.
. Eres la distribuidora de los dones y favores celestiales: eres el terror de los demonios, y los apartas de nosotros.
. Eres la señora del Mundo, la soberana del cielo, y nuestra única esperanza para con Dios.
. Eres la salud de los que te invocan, el puerto de los que naufragan, el consuelo de los miserables, el remedio de los que perecen.
. Eres la madre de todos los escogidos, el motivo después de Dios de su mayor alegría, las delicias de todos los bienaventurados ciudadanos del cielo.
. Por ti se adelantan los justos: por ti toman el buen camino los que andaban descarriados.
. Eres el cumplimiento de las promesas hechas a los patriarcas, y de las predicciones de los profetas.
. Eres la gloria y la luz de los apóstoles, y la Señora de los evangelistas.
. Eres la fortaleza de los mártires, el ejemplo de los confesores, y el honor de las vírgenes.
. En vuestro casto seno encarnó el Hijo de Dios para sacar a la humanidad de su destierro.
. Por ti se abrió el reino de los cielos a los fieles, habiendo sido vencido el enemigo del género humano.
. Estás sentada con tu Hijo a la derecha del Padre.
. Rogad por nosotros, oh Virgen María, a este mismo Hijo, que creemos ha de venir a juzgar al mundo.
. Socorre a tus siervos, que han sido redimidos con su preciosa sangre.
. Hace, oh Virgen llena de dulzura, que recibamos con los santos la recompensa de la gloria eterna.
. Salva a tu pueblo, oh gran Reina, para que tengamos parte en la gloria de vuestro Hijo.
. Vela sobre nosotros, y guárdanos hasta la bienaventuranza eterna.
. Continuamente te renovaremos nuestros homenajes, oh Virgen llena de bondad.
. Y deseamos con amor alabarte de corazón y con las palabras durante toda la eternidad.
. Dígnate, oh María, digna de ser amada, presérvanos de todo pecado ahora y siempre.
. Ten piedad de nosotros, oh Madre de bondad.
. Permite que conozcamos tu gran misericordia, pues hemos puesto en ti nuestra confianza.
. Oh ¡María llena de caridad! en ti esperamos, defiéndenos siempre.
. A ti después de Dios se debe la alabanza, la gloria, la fortaleza, el imperio en todos los siglos de los siglos. Amén